Tierras Óseas




Un esqueleto ahora:
huesos los árboles,
            huesos rocosos,
cráneo de guerra,
            cráneo en coma.

Un crujir del carpo
se une al tintineo del viento,
a un tamborileo de desespero,
            o de esperar un corte al destino,
y el esqueleto se consume
en un manifiesto paciente.

Apenas el misticismo revive
de las venas ríos,
            y la sangre fluye;
del tórax las aves
            que flotan sin cansancio.

El tiempo se desborda
por tierras óseas sobrevivientes,
se consume el desértico silencio
                        y los trinos reviven;
el esqueleto puede levantarse,
ya camina firme y valiente.

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