Efecto #Edu | Por David Solís Sánchez
Últimamente he sido muy cuidadoso en crear grupos de Facebook. La razón, cada alumno tiene una percepción distinta de la responsabilidad que se debe demostrar en las redes sociales. Pruebo una o dos actividades mediadas virtualmente donde se rescate la interacción y se acrecente el conocimiento, si los resultados son favorables accedo a mantener el punto de encuentro en línea sin exagerar en publicaciones y haciendo un trabajo de moderación. Los estudiantes detectan los resultados y participan si el ambiente generado por ellos mismos lo permite.
En esta experiencia que ahora comparto, resalta un factor imprescindible: la privacidad. La postura al crear un perfil en redes sociales debe ser abierta, sin temores y con la intención de aprender; por lo menos eso debe pensar quien se dedica a la educación. En otros contextos, el resto de la población usará la red social para interactuar sobre temas de interés, para el ocio y la diversión. Bien dicen por ahí: “Zapatero a tus zapatos”, si queremos Facebook para ampliar nuestro espectro social, lo usaremos de un modo, si lo queremos para husmear la vida de los demás, funcionará, pero si lo ambicionamos para seguir aprendiendo, primero tenemos que aprender a usarlo con ese objetivo. ¿Cómo?, basándonos en nuestras experiencias porque todos tenemos contactos variados con rasgos culturales distintos.
Tampoco se trata de encasillar a los docentes con lo que publiquen, pero sí es necesario hacer mención del ejemplo que dan a sus alumnos. Se supone que si el maestro en clase habló de adicciones es inadmisible que anuncie en su cuenta que la noche será larga y el alcohol interminable. Este tipo de ejemplos nos exhorta a reconocernos como guías que somos sin satanizar lo que publican los estudiantes ni emitir juicio tras juicio de lo que dijeron mal y con intenciones no gratas. Los límites son importantes, como en el salón de clases se respeta lo que hace el alumnado y se corrige cuando se debe hacer, en las redes sociales esa corrección debe ser más mesurada, con estrategias mucho más privadas y directas. Este orden de ideas refiere a que debemos aprovechar los niveles de privacidad que nos brinda la red, evaluando qué publico y qué no, asimismo lo que pueden ver y no mis alumnos.
Del cuaderno de notas -ese Bamboo Paper del iPad, que me ha enviciado tanto- he extraído una serie de puntos que he ido a agregando a una inmensa lista que debo recordarme cuando trabajo con redes sociales, agrego algunos que no son ni los más importantes ni los únicos, sé que mi lista seguirá creciendo y que las significativas para mí puede que no sean las suyas:
- Debo tener dos cuentas en Facebook, una laboral y otra personal. Si quiero sólo una para evitar tanta gestión, debo aprender a manejar la privacidad de mis publicaciones.
- Abstenerme de decir todo lo que pienso, también tengo malos pensamientos.
- Medir mi tiempo de navegación en Facebook y evaluarlo.
- La mayoría de mis alumnos no son mis “amigos” aunque Facebook se empeñe en decir que sí.
- Los “likes” que ponen mis alumnos en publicaciones referentes a educación no siempre son honestos.
- Los “likes” que ponen mis colegas es un diálogo implícito. Nosotros nos entendemos.
- Si uso Facebook con mis alumnos, estoy obligado a responder sus mensajes directos.
- En Facebook tengo que aprender a escribir correctamente. Ser breve y conciso. Aunque a algunos no les importe cómo se digan las cosas.
- No juzgar lo que publican mis alumnos. En caso de alguna publicación merecedora de una llamada de atención deberá hacerse con tacto y de forma privada.
- Si uso Facebook u otra red social para fines educativos que serán evaluados, tengo derecho de sancionar la mala conducta en dicha red.
- Puedo responder comentarios publicados en el tono de la conversación, siempre y cuando no afecte la integridad del alumno.
- Mantener el respeto con los alumnos. El maestro sigue siendo maestro.
- Evitar la inspección de los perfiles de los estudiantes a menos de que el rendimiento conductual o académico lo requiera.
- Mantener la calma cuando un alumno escribió de manera ofensiva contra uno o algún colega maestro.
- Ante alguna ofensa de un alumno estudiar el caso, de preferencia con ayuda de orientadores, tutores y directivos.
- Si la ofensa es de exalumnos el bloqueo de amigos es una buena solución.
- Los contenidos que comparto en Facebook pueden ser muy buenos, pero no todos interesantes a los ojos de los alumnos.
- No debo esperar más de lo que me pueden dar los estudiantes.
- Facebook nos une pero también genera conflictos.
- Facebook no es la única red donde se pueden crear grupos de trabajo o actividades afines, existen más y mejores plataformas, depende qué quieras hacer.
- El día que Facebook me quite el tiempo en extremo y no equilibre mis actividades, deshabilitaré mi cuenta.
Por lo menos estos puntos algo me recordarán y me permitirán reflexionar sobre las acciones presentes y futuras. Sí manejo los grupos de Facebook y los considero aulas de retroalimentación, funcionan si las hacemos funcionar con responsabilidad y respeto.
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