De un jarrón cansado vaciaste el tiempo:
se escurrió por las manos,
las que se hicieron el brillo de un sueño
de cicatriz y encierros.
Del jarrón regaste cada tejido
de memoria y castigo.
Sobraste con la marea chiquita
en un mar de jardín.
Diluida cargaste la fútil duda
reptando gota a gota,
te abriste al descaro de cada nube
en llanto de viajera.
Dejaste un lúpulo fiel escalando
hormonas, fecundado;
se distorsiona el final del recuerdo
con llave de segunda,
y te renazco con un saco de humo
y te borro de nuevo.
Se consume el tiempo huésped de un jarrón:
grita al humus, no se oye,
se va en un desaparecer constante
sin retorno, sin tiempo.
**
No hay comentarios:
Publicar un comentario