INSTAGRAM EN EL APRENDIZAJE

Efecto #Edu | Por David Solís Sánchez

Cada vez que recuerdo aquellas magníficas clases de Epistemología, evoco los miles de ejemplos que se reunían en mi cabeza cuando se hablaba de la teoría del conocimiento. No era tan difícil generarme preguntas, lo complejo venía cuando debía disipar las dudas, poner las cosas en claro. Comenzaba por atender a mis sentidos bajo la percepción que tenía de las cosas y del espacio donde se encontraban, bajo la Gestalt perfecta que se emancipaba de razón en razón. Todas las conclusiones me llevaban -aunque usara el tacto, el gusto, el oído y el olfato- a verlo todo. Lo dudaba, hacía todos los test de VAK necesarios para comprender si algo tenía que ver con mis estilos de aprendizaje. Comprendí que no era lo mismo ser auditivo a tener todo en la cabeza bajo imágenes a las que recurro todo el tiempo: mis ideas.
Al reconocer la cualidad de la imagen fui más observador, incluso con los demás, con alumnos y colegas. Cada uno de ellos recurría a sus referentes, pero siempre atiborrados de significantes muy de ellos, eran un mundo de ideas. De lo dicho partió una especie de obsesión por lo que compete a lo visual, el recorrido mental de pronto llegó con los recuerdos y la autocrítica con una pregunta básica: ¿Se explota como se debiera el material visual para el proceso de Enseñanza-Aprendizaje?. Mi respuesta es No.
Tradicionalmente el pizarrón y marcador son los recursos visuales básicos en el aula, de ahí las pizarras digitales que permiten el movimiento e incluso el sonido y la interacción; sirven para compartir información y hacer notas, dejando a los estudiantes muchas veces como meros transcriptores de lo que se ha puesto en la pizarra. Definitivamente la evolución exige un mejor comportamiento ante el recurso visual bajo los recursos que día a día nacen, el primer punto a desarrollar es la adaptación a esas pizarras digitales para que detonen el ambiente virtual, donde se usen aplicaciones adecuadas para la fortificación de competencias, por ejemplo, sería un pena dejar de lado las contribuciones de Novak y Buzan para el aprendizaje, los mapas conceptuales y mentales son y seguirán siendo un excelente recurso visual. Tampoco se pueden dejar a un lado los recursos básicos del cómic o la historieta, fotografías, carteles digitales, infografías y audiovisuales.
Funcionan mejor las estrategias cuando se implementa el b-learning y el docente además de ver contenidos en clase y generar prácticas en ella, pueda extrapolar una mayor retroalimentación en ambientes exclusivamente virtuales, como es sabido  por mencionar ejemplos, las redes sociales son un recurso benéfico para tal acción. De estas ideas, surge la experimentación: se trabajó con dos grupos de Bachillerato una serie de actividades (referidas al tema de la Ortografía) que se llevaron a cabo en dos redes sociales distintas: Pinterest e Instagram. Los alumnos debían evidenciar anuncios carentes de sintaxis o con faltas de ortografía que hallaran en sus comunidades y tomarles una fotografía, luego compartirlas en la red social desiganda.  Quienes usaron Pinterest no se sintieron tan cómodos, coincidían en que el funcionamiento era similar a Facebook y en ese caso podrían mejor crear un álbum de imágenes sin tener que ir a otra red, la idea de crear tablones se les hizo complejo y la retroalimentación entre iguales era demasiado breve. El caso de Instagram fue muy distinto, sobre todo por la posibilidad de compartir la misma imagen en Facebook e Instagram (no se les dio esta instrucción, los mismos estudiantes vincularon sus cuentas –Pinterest también permite la vinculación-), dándoles así la oportunidad de moverse poco entre las redes y además generando alcances y dando frutos.
Se pudo haber trabajado con un estudio de caso profundo, pese a ello este ligero experimento permitió revisar una alternativa del uso del material visual (creado por el profesor o el alumno) dando un paso más hacia el uso responsable de las TIC. Se observaron dos aspectos:
  1. Pinterest requiere de un mayor análisis para generar estrategias que la hagan una red más maleable de lo que es, que sea de interés para los estudiantes. Definitivamente el problema no está en la plataforma en sí, sino en las actividades que se establecen para su uso.
  2. Instagram tiene una interfaz bastante intuitiva, no deja resquicios de duda en los usuarios. Al hilo llegan algunas ideas para usarlas con los estudiantes creando:
    1. Diarios personales o de grupo a través de gráficos.
    2. Reporte de visitas de museos.
    3. Fotografías temáticas con descripciones.
    4. Evidencias gráficas de prácticas y experimentos.
    5. Etc.
Es menester reflexionar sobre este recurso como uno más de los infinitos que pueden existir en la web 2.0, dependerá del contenido y competencia a trabajar si se elige Instagram. Un punto importante del uso de este tipo de herramientas se encamina a que el conocimiento no sólo se queda en el profesor o los compañeros de clase sino que hay posibilidad de abrir caminos de crítica, de profundización, de análisis o acciones similares con nuestros seguidores.
Después de aquellos recuerdos y fijaciones, inicialmente filosóficas, que fueron el incentivo para aprovechar el sentido visual, dieron como resultado conclusiones simples que podrán ser dignas de experimentarse desde diferentes contextos.

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