Este frío sabe de muerte
se releva con otro frío
el calor se rechaza en sí mismo
es la muerte que se atora en mi
garganta
al pronunciarte en un recodo de
tristeza
o desesperación.
Necesitarte
morirme en tus pupilas
morirte en mis tendones
morirnos en la cálida ventaja
de tus labios pronunciándome.
Este frío sabe a tus vocales
repartidas en mi cuello
en el inicio de palabras
vibrantes
que se festejan unas a otras:
un festín de éxtasis
tumultos neuronales
un festín de vida, de sabores
pretensiones convexas
de dos y de unión.
Ven al abrazo y respira
exhala el vacío del pecho
a desazón de la angustia
Busca el camino
que va de mis cabellos a mis
pies
dúrame, duremos.
Escribe con los dedos
el siempre que pregonas
sobre mis piernas
traduce las palabras invisibles
que hay en mi espalda
dilas entre cortos suspiros.
Grita, mancilla
llévate mis espantos.
Construye, revienta
desvístete el corazón.
Sube, canta, danza
elévate de nuevo
mírame.
Abre los brazos
que escurran lágrimas
estalagmitas de cueva divina.
Cuando el frío se encrespe
las almas tendrán camino
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